El segundo álbum de Falkenbach, ...Magni Blandinn Ok Megintíri... (1998), representa una evolución en la propuesta musical de este proyecto unipersonal liderado por Vratyas Vakyas. Con una producción más refinada que su predecesor, el disco consolida la fusión entre el black metal atmosférico y las melodías folk de inspiración nórdica, logrando un equilibrio entre la agresividad de las guitarras distorsionadas y la majestuosidad de los pasajes acústicos.
El álbum destaca por su atmósfera épica y evocadora, transmitiendo una sensación de viaje a tiempos mitológicos, donde la música actúa como un vehículo narrativo. La combinación de voces limpias y guturales refuerza este carácter, alternando entre lo solemne y lo combativo. En cuanto a la instrumentación, los riffs de guitarra y los arreglos folk se complementan con una base rítmica sólida que evita excesos, permitiendo que cada elemento respire y contribuya a la cohesión general del álbum.
Si bien la estructura de las canciones sigue una línea similar a la del debut de Falkenbach, aquí se percibe una mayor madurez en la composición y en la integración de los elementos folk. La producción sigue siendo relativamente austera, pero logra capturar la esencia de la propuesta sin caer en lo rudimentario. Como resultado, el álbum refuerza la identidad de Falkenbach dentro del pagan metal, diferenciándose de otras bandas del género por su enfoque más melódico y atmosférico.
En retrospectiva, ...Magni Blandinn Ok Megintíri... es un trabajo que cimentó la reputación de Falkenbach como un referente del pagan metal. Su enfoque narrativo y su mezcla de sonidos extremos con melodías ancestrales lo convierten en una obra de culto dentro del género.